Buenos días para el Sr. de Lezo y para el resto de contertulios.
D. Blas, me gustaría comentar algunas cosillas al respecto de su documentado comentario respecto a la formación de nuestros políticos:
1) En primer lugar, decirle que disiento a la hora de identificar “formación académica” con “capacidad ” a la hora de desarrollar cualquier actividad aunque la primera sea requisito imprescindible para poder ejercer en algunas profesiones. A la Sra.Botella me remito para ejemplificar sin ir más lejos.
2) El ejercicio de la política no debería ser considerado como una profesión, razón por la que no se exige un curriculum de estudios reglados institucionalmente hablando.
3) Puedo estar de acuerdo con usted en la valoración que “supongo” hace de algunos de los que ejercieron la política en nuestro país. Pero, en todo caso, no tendría yo en cuenta para ello su curriculum sino la capacidad o incapacidad que hayan mostrado para el ejercicio de la misma.
4)Personas en la historia que hayan dado muestras de su capacidad para la política con gran formación en ese campo, porque la “universidad de las necesidades” aumenta el conocimiento de forma considerable a aquellos que poseen inteligencia y ganas para adquirirlo, existen en gran número, D. Blas.
Mi tío obtuvo el graduado escolar a la edad de 45 años porque el ilustrado franquismo que usted refiere le impidió obtener formación académica reglada dada su desafección al Régimen. Sin embargo, como autodidacta, haría un estupendo papel como Ministro de Filosofía…Ministerio que se pasa el hombre la vida reclamando como imprescindible…
Pero como el ejemplo de mi tío sólo me sirve a mí, le voy a poner alguno que pueda servirnos a todos:
Santiago Carrillo: tras acabar los estudios primarios comienza a trabajar en una imprenta. No creo que nadie dude de su capacidad para el análisis y la dialéctica.
Dolores Ibárruri: finalizó su actividad académica cuando terminó el curso preparatorio de ingreso en la Escuela Normal de Magisterio. Estudios que nunca llegó a realizar debido a las escasas posibilidades económicas, pasando a aprender el oficio de modista y costurera.
Nicolás Redondo: Obrero metalúrgico
Marcelino Camacho: El único “título universitario” que obtuvo fue el de Doctor Honoris causa, investido por la U Politécnica de Valencia, como persona prominente debido a su trayectoria político-sindical.
Largo Caballero: de profesión, estuquista ( de estuco)
Pablo Iglesias: De profesión, tipógrafo
Clara Campoamor: telefonista, funcionaria de correos (como mi tío, mira tú) y secretaria en el periódico Trtibuna
Por último, le “copio y pego” de la Wiki un párrafo sabroso referido a la formación académica de Winston Churchill de cuya capacidad para la política ni usted ni yo dudamos….circunstancia que puede no darse en las personas mencionadas en mi lista, al no compartir usted, tal vez, los méritos políticos de los enumerados…
“..Churchill no progresó mucho en Harrow, siendo regularmente castigado por su deficiente trabajo y su falta de dedicación. Tenía una personalidad independiente y rebelde y no logró alcanzar muchos méritos a nivel académico, suspendiendo diversas materias, excepto matemáticas e historia, en las cuales con frecuencia estaba colocado entre los mejores alumnos. Pero su negativa a estudiar los clásicos le impidió sacar más provecho.
Su fracaso en la escuela lo justificó como un acto de rebeldía contra su padre. Sin embargo, logró ser campeón de esgrima de la escuela.”
Y cierro que ya estuvo bien:
Un curriculum de estudios superiores no es garantía de buen hacer. Vuelvo a la Sra. Botella. Y discúlpeme por la insistencia. Pero a diferencia de los que usted menciona como carentes de formación universitaria, ésta parece que no tiene esa carencia. Tiene otras que la incapacitan para hacer política aunque esté ejerciendo en la cancha….pero esto pasa en todos los ámbitos de la vida…
